Juego de tres Potencias para figura de Cristo
Juego de tres Potencias para figura de Cristo Set de Tres Potencias fabricadas en metal dorado. 10 cm. de largo más 6,5 cm. de púa para sujeción. Potencias con forma de destello o rayo. Diseño sencillo y elegante. Las tres potencias del alma según San Juan de la Cruz El juego de potencias es una representación de las potencias del alma de las cuales escribió San Juan de la Cruz. Las tres potencias del alma son el entendimiento, la memoria y la voluntad. Estas potencias juegan un papel importante en el conocimiento de Dios. El entendimiento El entendimiento es la facultad que permite a los seres humanos buscar y encontrar la verdad. En el proceso de búsqueda de la verdad, a través de la fe, el entendimiento puede abrir el alma de los fieles a la revelación divina y comprender la naturaleza de Dios. La memoria La memoria es la facultad que poseemos para recordar y retener información. En el contexto espiritual, la memoria nos ayuda a recordar las experiencias pasadas de encuentro con Dios y a mantener viva la esperanza en su amor y misericordia. A través del recuerdo de las vivencias mantenemos viva la fe en el futuro junto a Dios. La voluntad La voluntad es la capacidad de elegir y amar. A través de la caridad, la voluntad se dirige hacia Dios y busca amarlo y servirlo en todas las cosas. La caridad nos impulsa a buscar la unión con Dios y a amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. La voluntad es la fuerza que nos ayuda a recorrer el camino que nos lleva al Cielo y a la Vida Eterna. Las potencias en las figuras de Cristo Las Tres Potencias representan las dimensiones del alma humana: Memoria, Entendimiento (Inteligencia) y Voluntad, tal y como se describe en los catecismos de la Iglesia Católica. Las figuras de Cristo que están decoradas con el juego de las tres potencias tiene una importante carga iconográfica. Las potencias en la imagen resalta la santidad de Cristo, que a su vez invita a la reflexión sobre cómo el entendimiento, la voluntad y la memoria humanos deben estar orientados hacia Dios. Son una herramienta de enseñanza que ayuda a los fieles a comprender y meditar sobre los misterios de la fe.